Porque sí.

Porque somos una especie extraña. Nos hacemos daño mutuamente, sin saber la verdadera razón de ello. Luego queremos arreglarlo, reparar lo echo. y al final, sólo conseguimos empeorarlo. Tú. Me haces daño sin darte cuenta. Sí, tú eres el causante de mi tristeza y de mi felicidad, de mi amargura y de mi euforia. Porque con tu simple presencia soy feliz. Porque si te veo, ese día nada lo puede amargar. Ser o no ser esa es la cuestión. Ser o no ser amado por la persona deseada, añorada, esperada...